martes, 31 de marzo de 2009

La verdad verdad


A nadie le gusta escuchar sus verdades, menos cuando se trata de cosas tan evidentes. Es por eso que nuestro amigo, Emilio Gamboa Patrón, --en serio nuestro amigo verdad?-- casi casi pide la destitución del presidente Obama namas porque dijo que Calderón era un simil de Elliot Ness, ese de los Intocables.


Los Intocables resultan ser otros porque lo que dijo también Obama en esa entrevista fue que la violencia en México está fuera de control. Lo cual es verdad, verdad?


Es por eso que digo que a nadie le gusta escuchar sus verdades, verdad?. Ni a mí. Qué me digan que soy de tal o cual manera, lo pienso y si lo soy, pero no lo puedo reconocer así nada más, tiene que haber un lapso de reflexión al respecto, tiene más con hacerme a la idea de que es verdad.

Y es que ahora que me cuentan los pormenores del finde que tienen que ver conmigo, y que yo y que yo, me siento mal, no me arrepiento para nada, pero como es verdad, no me gusta escuchar la verdad pues.

Sinceramente creo que cuando se trata de hablar de la verdad es difícil darse a entender, y también es difícil entenderlo del todo. Además no debería de molestarme que me digan mis verdades, si la verdad pues es taan relativa, para todos es diferente. Lo que es una completa verdad para mí, no lo es para los demás. Entonces cuando me digan mis verdades pues ya no me voy a enojar, como son tan relativas pues igual y esa verdad no es mi verdad verdad, verdad? ah verdad!!!

lunes, 23 de marzo de 2009

domingo, 22 de marzo de 2009

Segunda parte

Hay ocasiones en la vida de cada persona donde los pensamientos, los sentimientos y hasta circunstancias no son muy claras y parece que caemos en contradicción. Siempre he sido una persona con objetivos claros, sé lo que quiero y sé qué es lo que quiero que mi pareja sea y tenga, para que pueda ser mi pareja. Siempre he pensado también que las cosas se dan solas, una amistad, una relación amorosa, todo eso sin tener que forzar las cosas, solito llega.

Hoy no sé, no sé si quedarme esperando a que las cosas lleguen solas por que el destino las trajo o salir a buscarlas, no tengo claros algunos de los sentimientos y deseos. Por un lado quiero unas cosas y por otro lado me reprimo pensando que el destino dirá.

Es una batalla constante entre mi Ello y mi Superyo, un estira y afloja mental que parece que estará ahí algunos días. “Te quería llamar pero pensé que no era correcto”, y qué es lo que es correcto y qué es lo que no.

He entrado en un dilema, esperar a que el tiempo y las circunstancias nos junten de nuevo, o si realmente quiero que estemos juntos ir y buscarlo. Yo pensé que ya había dejado de ser indeciso, pero ahora es momento de tomar decisiones, ay no see!

domingo, 8 de marzo de 2009

La vida es así


El otro día mi iPod me hizo una mala jugada. El martes pasado además de tener que lidiar con la vulnerabilidad con la que yo me cargaba, tuve que lidiar con la subjetividad con la que mi iPod escogía las canciones que me iba a poner. Suele suceder que algún momento de tu vida lo asocias con determinada canción; pues de pronto todos esos momentos de mi vida que recuerdo con mucha nostalgia se reproducían en el Ipod.

Primero:



Es una de las caciones que más me gustan y me pegan de Julieta

Luego:



No comments at all!!!


Después:



De entre 4843 canciones puso específicamente esa.

Y luego:



Esta canción que muchos otros han grabado y vuelto a grabar, solo a ella le queda tan bien.

y depués:




Esta canción relativamente nueva, que recuerda eventos relativamente recientes.

y ya para darme cuenta que mi iPod me odia puso esta:



Esa fue ya el punto máximo, una crisis, estado crucial. No se como aguanté todos estos minutos de recuerdos dolorosos.

Siempre parece haber una recopensa y luego puso esta:



Esta canción me pone de buenas, muy de buenas y pues aminoró los efectos anteriores. Luego de esa llegué a mi destino.

Qué tiene mi iPod destinado para mi mañana?



miércoles, 4 de marzo de 2009

Odio

A veces pienso en lo afortunado, o lo sólido, o lo entero, que debe de ser un homosexual que consigue llegar a los cuarenta sin odiar desaforadamente a esta sociedad hipócrita, obsesionada por averiguar, juzgar y condenar con quién se mete, o no se mete, en la cama. Envidio la ecuanimidad, la sangre fría, de quien puede mantenerse sereno y seguir viviendo como si tal cosa, sin rencor, a lo suyo, en vez de echarse a la calle a volarle los huevos a la gente que por activa o por pasiva ha destrozado su vida, y sigue destrozando la de los chicos de catorce o quince años que a diario, todavía hoy, siguen teniéndolo igual que él lo tuvo: las mismas angustias, los mismos chistes de maricones en la tele, el mismo desprecio alrededor, la misma soledad y la misma amargura. Envidio la lucidez y la calma de quienes, a pesar de todo, se mantienen fieles a sí mismos, sin estridencias pero también sin complejos, seres humanos por encima de todo. Gente que en tiempos como éstos, cuando todo el mundo, partidos, comunidades, grupos sociales, reivindica sus correspondientes deudas históricas, podría argumentar, con más derecho que muchos, la deuda impagada de tantos años de adolescencia perdidos, tantos golpes y vejaciones sufridas sin haber cometido jamás delito alguno, tanta rechifla y tanta afrenta grosera infligida por gentuza que, no ya en lo intelectual, sino en lo puramente humano, se encuentra a un nivel abyecto, muy por debajo del suyo.

Arturo Perez-Reverte