A lo largo de mi vida he conocido a muchas y muchos tipos de personas, a muchos de ellos debo reconocer que no los recuerdo más, siempre he tenido mala memoria, misma que me ha servido sólo para recordar a quien realmente merece la pena recordar.
Contados con los dedos de mis manos tengo a un puñado de amigos que no quiero dejar ir en un buen tiempo, unos más antiguos que otros, otros más recientes que otros. Sé que de repente me alejo, es un proceso que considero a veces natural y sano, pero deben saber que siguen ocupando una gran parte de mi corazón porque me han ofrecido siempre sus hombros, sus consejos, su cariño y su paciencia, a pesar de mis errores y metidas de pata.
Los AMIGOS te conocen bien, no se van a andar con disimulos a la hora de darte su opinión sobre lo que estás haciendo, eso es lo que más aprecio. Los AMIGOS van a estar ahí tanto si te va bien para que no se te suban los humos y si te va mal para animarte. Al tener buenos amigos puedes tener también contactos, conocer más personas, conocer nuevos lugares, resolver dudas, a veces hasta apoyo financiero, todo esta en los amigos.
¿Y todo esto?
Pues porque en estos días lo he podido experimentar muy de cerca, la experiencia de tener amigos; puedes estar mal y ellos están, puedes estar bien y ellos están, incluso puedes desaparecerte un rato y sin embargo ellos están. Recientemente un antiguo amigo me hacía ver la importancia de los amigos. Lo veo y lo entiendo.
“Con un pequeño gesto puedes cambiar la vida de una persona. Para bien o para mal”
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